Lunes, Noviembre 01, 2010
Para ser 100% sinceros, lo veía venir, vamos era lógico que algo así ocurriera…el tema es que llegue al hospital lo mas mentalizado posible en algo así como un plan de acción de entrar, contar el cuento y salir, esa era la idea original, y digamos que casi me salgo con la mía.
Llegue al hospital y ya estaba todo listo, ofrenda con calaveritas de amaranto, para que los niños las pudiesen comer y además mucho mas sanas que las que son solo de azúcar (las cuales prefiero en lo particular) y mis marionetas de guante, de esas que son como una manopla y te las pones en las manos y ya esta, bueno el caso es que me senté en el suelo , pues todos los espectadores estaban en el suelo sentados, osease los niños, en eso uno de ellos un flaquito de unos 7 años llego y se me acomodo en una de mis piernas y me pregunto s i podía sentarse ahí, le dije que si y sin mas preámbulos comencé con el primer cuento, Francisca y la Muerte, me pareció increíble como todos los niños estaban de lo mas atentos, se rieron con mis voces, y con las situaciones del cuento…
Llegue al hospital y ya estaba todo listo, ofrenda con calaveritas de amaranto, para que los niños las pudiesen comer y además mucho mas sanas que las que son solo de azúcar (las cuales prefiero en lo particular) y mis marionetas de guante, de esas que son como una manopla y te las pones en las manos y ya esta, bueno el caso es que me senté en el suelo , pues todos los espectadores estaban en el suelo sentados, osease los niños, en eso uno de ellos un flaquito de unos 7 años llego y se me acomodo en una de mis piernas y me pregunto s i podía sentarse ahí, le dije que si y sin mas preámbulos comencé con el primer cuento, Francisca y la Muerte, me pareció increíble como todos los niños estaban de lo mas atentos, se rieron con mis voces, y con las situaciones del cuento…
cuando termine con el títere de la muerte les pregunte si querían otro cuento y contestaron que si, así les conté el de la Muerte Extraviada, que narra como unos niños ayudan a la muerte a regresar a su casa y ella no se los lleva…y listo, ya había terminado ,pero mi pequeño amigo no tenia la mínima intención de moverse de mis piernas, al contrario, se apoyo contra mi cuerpo y puso sus manos sobre mis brazos , digamos que acabe siendo su sillón perfecto, así que decidí quedarme a ver el teatro de títeres..la verdad es que ahí en cuenta que fue un gran esfuerzo el que hicieron todos los del área de Oncología infantil para ese día hacer algo distinto para los niños..y en eso estaba cuando me di cuenta que mi pequeño amigo estaba comparando el tamaño de sus manso con las mías y el de su brazo, no puede evitar verlo y sonreírle y ahí fue donde ocurrió y que me sonrío y me dijo:- si no me muero, cuando crezca quiero ser tan grande como tu-
Sonreí por no llorar…
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